Lápida Romana de la Hortezueleja
A finales de los años ochenta, del siglo pasado, durante unos trabajos de roturación de unos terrenos
para labrantío, en el paraje denominado “Cerrillo del Peral", Hortezueleja (poblado medieval abandonado en época moderna),
se halló una lápida funeraria romana en bastante mal estado. Apareció fuera de cualquier contexto arqueológico, pues
en tiempos debió haber sido reutilizada como mojón de delimitación de tierras. La parte inferior de la lápida, que
había permanecido bajo tierra por un lapso mayor de tiempo es la mejor conservada.
Las medida de la estela, de piedra caliza, son 78 cm, de longitud, 36 cm, de anchura y 18 cm,
de grosor. Su lectura es la siguiente:
(...T)OCI
(...)CO (L)
AV(...)
(...) A(nnorum) XIX H(ic) S(itus)
E(st) S(it) T(ibi) T(erra) L(evis)
Aquí yace (nombre ilegible) de 19 años. "Que la tierra te sea ligera".
SIT TIBI TERRA LEVIS : es una inscripción muy común en las tumbas romanas, equivaldría a RIP (Requiescant In Pace)
Las dos últimas líneas que son realmente las únicas legibles presentan letras bastantes
homogéneas en cuanto a trazado y dimensiones (casi cuadradas, 4x4 cm.). La nota más característica es la utilización
del espacio de la H de la cuarta línea y de la E de la quinta para grabar sendas S dentro de ellas.
Las letras restituidas en las líneas superiores parecen de menor tamaño aunque con características
similares. La A de la tercera línea se distingue del resto por el trazo central y su menor tamaño. Igualmente presenta
un enlace con la letra siguiente.
El mal estado de la parte superior nos impide conocer la identidad del difunto, de un posible
dedicante, etc... puesto que las letras que de forma aislada pueden ser leídas no son suficientes para darnos
información al respecto.
Así queda claro el carácter funerario de la inscripción, atestiguado por las fórmulas rituales
presentes, y la edad del difunto (19 años).
Del mismo modo, resulta difícil precisar una cronología para la lápida. Las características de
las letras no nos ofrecen sino un marco de referencia amplio: siglo II – III d.C. Por su parte, la presencia de algunas
de las fórmulas funerarias con letras intercaladas, quizás por olvido del grabador, señala el trabajo de un taller
local.
Fuente Bibliográfica:
REVISTA DE ESTUDIOS DE LA INSTITUCIÓN PROVINCIAL DE CULTURA “MARQUÉS DE SANTILLANA”. Nº 16. AÑO 1989. WAD AL AYARA. POR ANA. B. BASTIDA RAMÍREZ
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