Edad Contemporánea - S.XX
Durante este siglo, los cambios
en el modo de vida de la población son sustanciales. Desde la traída
de aguas, a principio de siglo, hasta la llegada de la luz eléctrica
o el asfaltado de las calles.
Estos cambios comienzan con el nuevo siglo.
En 1901 se produce la traída del agua y le siguen la construcción
de puentes y carreteras, que sacan al pueblo de su aislamiento en
los confines de la Sierra del Ducado.
La población de la localidad alcanza su máxima
plenitud en los años 30, con casi 500 vecinos,
poco antes de la Guerra Civil. Son años felices para la Cueva de
los Casares, que sale del anonimato y se muestra al mundo, siendo
declarada Monumento Nacional en 1934.
Sin embargo, la emigración, como en el resto
de poblaciones rurales, azota al pueblo y se lleva consigo a las
gentes del campo y a los miembros de la industria resinera, que
se derrumbó entre los años 60 y 70. Lleva al municipio a
la cifra de poco más de un centenar de habitantes.
Estabilizada la población, se produce un hecho
significativo en los últimos años: la recuperación de los pinares
en 1992. Es curiosamente en el final del siglo y del milenio cuando
el pueblo recupera importancia, gracias a su antigüedad y a los
restos de sus pobladores que han ocupado este término desde hace
más de 30.000 años.
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